Recientemente tuve el placer de colaborar en una entrevista personal para el Trabajo de Fin de Grado en Periodismo de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la ULL, realizado por Ibrahima Jesús Hernández Torrejón. El tema en cuestión era sobre: «Marketing deportivo: ¿beneficio o desvirtualización?»
En mi opinión, el deporte sigue manteniendo su esencia a pesar de la creciente influencia del marketing. Considero que el deporte es una herramienta poderosa que ofrece beneficios tangibles e intangibles en diversas áreas de la vida. Desde el ámbito personal hasta el comercial, el deporte tiene el poder de impactar positivamente en nuestras vidas.
El marketing deportivo aprovecha la pasión y la emoción que el deporte despierta en las personas para desarrollar estrategias y acciones complementarias. Una frase que ejemplifica esto es: “Cambiamos siempre de novio/a, pero nunca cambiamos de equipo”. La fidelidad del aficionado hacia un equipo, club o evento deportivo es un activo invaluable para las marcas que desean asociarse con ellos.
Las instituciones deportivas son, en esencia, empresas que gestionan un espectáculo basado en las emociones de sus seguidores. Todo, desde el merchandising hasta experiencias inolvidables, se patrocina y comercializa en el mundo del deporte. El marketing deportivo requiere creatividad y la capacidad de identificar y capitalizar nuevas tendencias, lo que contribuye al desarrollo de profesionales altamente competentes en este campo.
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